Los mejoradores de calidad, como aditivos alimentarios, desempeñan un papel vital en la mejora de la textura, la estabilidad y el rendimiento general de los productos alimentarios. Se utilizan para mantener la consistencia, mejorar la vida útil y realzar el atractivo visual y el sabor de los alimentos, contribuyendo en última instancia a la experiencia alimentaria global del consumidor.